¡Así es más fácil!

Escrito por Ana Ríos para MOPS Latinoamérica.

Desde que nació mi segundo hijo, la maternidad ha tomado otro color para mí. Tal vez porque mi primer hijo me hizo la vida muy fácil, durmió bien desde el principio, se come todo, es súper noble…bueno podría seguir con mil cualidades que hicieron de mi primera experiencia como mamá ¡realmente especial! Y que por supuesto me motivó aún más a tener otro bebé.

Luego de tres años llegó nuestro segundo hijo; y, a pesar de que yo soy la misma mamá, sigo las mismas rutinas, y hago todo igual…¡no he tenido los mismo resultados! Y bueno, es un poco obvio ya que son dos seres humanos diferentes. Pero esto para mí fue muy difícil de entender o realmente de aceptar.

Los primeros meses sentí que estaba fracasando como mamá, que no lograba que nada saliera bien o fluyera de la manera en que yo pensaba que debía ser. No lo voy a negar, fueron momentos muy tensos para mí, sumado a que nos estábamos mudando de país cuando el bebé tenía apenas 3 meses.

Así que decidí que algo debía cambiar…¡y era yo! Mi manera de pensar, mi manera de afrontar las cosas. Yo debía repetirme lo que muchas veces le dije a otras mamás: No comparar a los niños. Son totalmente diferentes, ¡sí! y eso está bien, no son robots hechos en cadena de producción; son diseños únicos de Dios y cada uno es especial.

Decidí dedicar más tiempo a disfrutarlos, a conocer sus diferencias y saber cómo les gusta ser tratados, qué cosas son sus favoritas, cómo funcionan las rutinas mejor con cada uno y cómo puedo hacer que todo combinado funcione para la familia.

Y un día encontré y entendí algo que parece muy básico pero que cambió mi vida, o al menos mi maternidad: Dar gracias.

“Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.” 1 Tesalonicenses 5:8 NVI.

Leyendo este versículo entendí, la voluntad de Dios para mi vida es que yo pueda tener un corazón agradecido y que desde esa base viva todo en mi vida. Que el fundamento sea el agradecimiento.

Y puede sonar muy cliché pero empecé a practicarlo en mi maternidad y me di cuenta de algo… ¡Así es más fácil! Es más fácil ser mamá cuando me enfoco en agradecer y no en quejarme. Cuando resalto tal vez la única cosa buena del día por encima de muchas otras que pudieron salir mal. Es más fácil mirar la montaña de ropa para doblar cuando ya todos se durmieron y quiero descansar y pensar: ¡Gracias Dios porque hay gente en mi casa que usa esta ropa! Porque no estoy sola, sino que tengo un esposo maravilloso y 2 hijos hermosos; ¡que ensucian ropa cada día pero están aquí conmigo!

Y hoy mi invitación para ti mamá, es que puedas cambiar tu perspectiva, seguir la voluntad de Dios para tu vida que es dar gracias en todo y por todo; y que de esa manera puedas disfrutar el regalo de ser mamá.

Hay días más difíciles que otros, pero encontrar algo por lo cual agradecer pinta todo de un color diferente y te permite tener un corazón alegre para amar a tus hijos y ser la mamá que Dios te diseñó para ser.

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